1. El encuentro no puede ser previsto ni mucho menos prescrito, acaece o no. Por ello, antes que todo hay que respetar las singularidades, sus modos, sus tiempos y procesos.
2. Las singularidades pueden ser a la vez universales, si logran evitar el particularismo tanto como el universalismo abstracto. Es decir, si pueden producir, en efecto, una sustracción de la lógica diferencial de las particularidades, y abren así, a conexiones equivalenciales imprevistas con otras singularidades; si se desmarcan de todo rasgo unívoco para remitir en cambio a lo genérico, esto es, a lo cualquiera.
3. En el espacio social se pueden configurar diversas singularidades que procedan de tal modo: prácticas artísticas, movimientos políticos, elaboraciones científicas, juegos amorosos. Cada singularidad produce subjetividades y a la par puede producir cruces imprevistos con otras, si no es determinada férreamente por su propia particularidad cerrada; pero, por otra parte, nada garantiza que tal cruce impropio se produzca efectivamente. No hay necesidad ‘determinante’ ni 'en última instancia', por lo tanto no hay que pretender subsumir, coordinar u ordenar las distintas lógicas de producción.
4. En todo caso, para facilitar el encuentro contingente, hay que trabajar sobre la des-marcación de rasgos particulares que remiten a un universal abstracto y enfatizar la elaboración de una singularidad extrema, abierta a la indeterminación de sus modos posibles, pues de esa parte genérica puede advenir el encuentro con otras.
5. Un ejemplo: supongamos que un sujeto x se inscribe en un modo de producción teórico F. Entonces, para atenerse a los principios del materialismo aleatorio aquí propuesto, deberá producir conceptos que no respondan a la lógica de las diferencias particulares, empezando por evitar la subdivisión disciplinar: hermenéutica, matemáticas, retórica, psicoanálisis, lingüística, filología, historia, etc.; al contrario, deberá más bien combinar en un recorrido no exhaustivo aunque imprevisto, según la lógica del encuentro, diversas materias a fin de modular el concepto propiamente dicho. En cambio, si dicho sujeto x se dedica a reproducir y sostener su ‘círculo’ cerrado de especialista agregando (per via di porre) detalles y más detalles a sus referencias eruditas (i.e., organizando encuentros del tipo “Sócrates y quienes gustaban de él cuando miraba de soslayo”), entonces nada de un verdadero encuentro materialista será propiciado.
6. Luego, el azar determinará qué producción singular/universal se cruzará con otras, pero para ello el círculo debe ser escindido.
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