jueves, 26 de mayo de 2011

Sarlo vs K

"Yo soy de las personas que cree que sería deseable ganarle al kirchnerismo, pero para adelante. No de cualquier manera. No cantando una que sepamos todos porque no hay ninguna que sepamos todos. Al kirchnerismo no se le puede ganar con una colcha de retazos donde convivan los partidos y las organizaciones más diversas." (http://blog.eternacadencia.com.ar/?p=13438)
1. Beatriz Sarlo, o mejor dicho, el discurso del que ella se hace portavoz, creo, performaría un adversario digno del kirchnerismo (lejos de la sola cuestión mediática). En el sentido que le permitiría a este movimiento político, por un lado, no dormirse en los laureles de lo producido hasta el momento y, por otro, alejarse de la siempre peligrosa hipóstasis de una identidad.
2. El único problema que tiene, para mí, adherir in extremis a una perspectiva "lúcida" como la de Sarlo, objetaría aquí, es que en su pre-tensión de verlo todo, todos los movimientos y operaciones del campo político-cultural (según dicen quienes le suponen ese saber), termina no viendo nada (la luz se torna enceguecedora), o muy poco, pues carece justamente de ese plus de afectividad que podría sobreinvestir algún significante-de-más, suspenderse, y reestructurar así el campo de los posibles junto a sus multiplicidades indiscernibles (no sobre los demás), sin precipitarse por ello en el mero vacío situacional. De este modo, el sentido material concreto aparecería como una vección real, una orientación efectiva, producto de la convergencia dispar -y precaria- de dichos múltiples, y no un abstracto y teleológico "para adelante". En fin, está claro que la posición política de Sarlo resulta elitista e idealista (como han dicho otros), y que esa no es la única opción lúcida para un intelectual, sobre todo si piensa desde una orientación genérica donde las jerarquías (incluso de saberes) están de más.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Pastout

Cómo sustraerse a la tentación que plantean los mandatos prevalentes, cuyo mayor exponente sea quizás el feroz: ¡Goza!
Sustraerse no es simplemente hacerse a un costado, dejar pasar o decir, como Bartleby, “preferiría no hacerlo”. La sustracción implica, al contrario, un movimiento eminentemente activo que subvierte la economía pulsional del discurso dominante. Que crea, así, un espacio transicional, un até, entre dos muertes: la simbólica y la real.
La economía de la que hablo -y por la cual hablo- es la que organiza una lógica del no-todo, donde negamos en primer término cualquier excepción: no hay uno que no cumpla con la condición de pertenencia al juego pulsional. Paradójicamente, como plantea Lacan, al hacer esto no quedamos encerrados en una lógica de hierro, pues al negar la existencia de una excepción que delimitaría externamente el Todo, ahora, la indeterminación se desplaza al interior del mismo (de hecho no hay interior ni exterior) difuminando sus límites, es lo que significa el no-todo: algunas partes cumplen la función, otras son indiscernibles. De este modo, la afirmación de existencia de partes indiscernibles deberá ser forzada bajo la reformulación de nuevas condiciones. Lo sorprendente es que esto ocurra en múltiples (no) lugares del espacio social, impredecibles; no es prioridad absoluta de ningún soberano schmittiano.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Blog

Hace rato que no se me ocurre nada: entre tesis, facebook, congresos, libros, ¿quién tiene tiempo para escribir en los viejos y casi olvidados blogs? No importa, heme aquí sosteniendo el virtual espacio, realizando esta improbable vuelta reflexiva, mientras tanto. Nada mejor que algo completamente improductivo, sin dirección ni metas específicas, como rondando la cosa así nomás: directamente. ¿Será pura metafísica? Si de decir simplemente se trata, se adolece, se cura...heme aquí diciendo/escribiendo apenas un mínimo. En una época gloriosa (como todas las que se fueron: épicas) se escribía para mejor desaparecer, luego hubo un retorno grandilocuente del yo, incluso bajo su contracara pseudoriental de enojo con el ego ajeno; sin embargo el yo es ineludible, por eso quizás sólo nos sean dados esos breves lapsos de desaparición, en los pliegues de la escritura cualquiera: un yo minimalista.