martes, 21 de septiembre de 2010

lo escindido

Lo que decía la otra vez, para quien quisiera escuchar en la ocasión, era que en este espacio simbólico escindido, en el que nos hallamos sin saber, no sólo queda la pura dispersión -i.e. de saberes-, también hay topologías interesantísimas -elaboradas con mayor o menor rigor- para recorrer y reinventar. La ruptura con aquél espacio armonioso -siempre supuesto éste, siempre recomenzada aquélla- de divisiones ontológicas regionales y disciplinas claramente diferenciadas, habilita en cambio conexiones imprevistas, cortocircuitos entre lo singular y lo universal, pliegues, torsiones, sujetos. Cualquier intervención singular, en tanto cualquiera verdaderamente, puede devenir así, en su proceso inmanente de sustracción, política y afectar al conjunto genérico que llamamos humanidad. De lo singular, al borde del vacío, al infinito y su proliferación incesante en lo genérico universal, lo cual(se)quiera, hay sólo un paso, en torsión de sí. Que se escriba aquí o allá, en un acto sin garantías de nada, es lo que da que pensar, a su vez.

jueves, 9 de septiembre de 2010

(del)Ego

Nada más seguro que se encuentra hablando Ego cuando alguien dice que le molesta sobremanera el Ego -siempre de los otros, por supuesto. Tempranamente me llamó la atención la paradójica posición enunciativa desde la que solían hablar tipos como Krishnamurti por ejemplo: 'no le hagan caso a los gurúes que alimentan su Ego (¿el de quién?), ustedes son sus propios maestros, etc.', porque la gente que lo escuchaba, imaginaba yo, lo escuchaba a él como a un maestro y le hacía caso; pero si en verdad le hacía caso, eso que decía lo incluía a él mismo, entonces...Paradojas del mentiroso (Ego) replicadas ad infinitum. No es cuestión de buenas o malas intenciones; la intersubjetividad es mentirosa por naturaleza, por reflexión (ahora que me doy cuenta, [no] me creo eso). Hay que cortar por algún lado. Para producir otra cosa no basta con maltratar al irreventable Ego. Efectivamente hay que dividirse en un acto -que atraviesa el reflejo especular- sin garantías de nada, ni siquiera -y sobre todo- de sentido, por ejemplo: un axioma, una declaración, una letra, un golpe. Y qué se yo qué más (aquí: de-lego).

domingo, 5 de septiembre de 2010

Diferencia

Tengo un amigo que se suele ofuscar bastante ante la ramplona oposición ochentosa: "totalitarismo o democracia". Hace bien. Sin embargo, si yo entrara en ese juego elegiría sin dudas el término democracia, aunque no aceptaría que ésta fuese definida exclusivamente por oposición al otro, en el cierre significativo. El problema no es sólo que todo significante sea una entidad puramente diferencial, como lo quería Sauserre, sino que inmediatamente -en el juego metapolítico- se quiere colmar esa pura diferencia con determinadas cualificaciones que fijan la ratio entre un término y otro. Así, se hispostasian e imaginarizan atributos; y, para mí, la democracia es esencialmente invención. No mero vacío, más bien desplazamiento de vacío, habilitación de nuevas marcas significantes. Pienso que la verdadera historicidad es asumida ipso facto en la invención, y no sólo en la disputa por los significados literales de los términos.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Sujeto político, sujeto mentiroso

Parece que el problema principal en la política actual es la desconfianza y la suposición certera de que el otro miente. Nada más común en el ámbito de la intersubjetividad, al menos, tal como la planteó Lacan en un primer momento de su enseñanza. En las relaciones especulares entre un yo y un otro no hay más que inversiones intencionales, se le supone al otro todo lo que uno no está dispuesto a reconocer (¡y es su propio reflejo!). Pero la definición del sujeto ligada al significante en su simple diferencia (o diferancia), "un significante es lo que representa al sujeto para otro significante", nos da una idea clara y distinta para leer las medidas de gobierno no ya según la famosa ratio de un supuesto programa ausente sino en virtud de su misma performatividad, que encuentra conexiones imprevistas con valores políticos de otros tiempos y lugares (transmundanos): la 'asignación universal por hijo' o la 'democratización de la ley de medios' no deberían ser evaluadas, desde esta perspectiva, en función de un sujeto intencional consciente que programó -o debería haber programado- anticipadamente todo lo que iba a realizar, sino en función de marcas significantes que representan un sujeto político en constitución, es decir, abierto a otras marcas por venir pero firme en sus intervenciones. Este es el sujeto que importa pensar y no el mentiroso (que sabemos es irreductible de todos modos).