lunes, 2 de abril de 2012

Gigantes de acero (la función del padre)

En Gigantes de acero hay básicamente un niño, un padre y un robot. Lo maravilloso es cómo, en un mundo aplastado por la técnica, un padre flojo, ausente, perdedor -por decir lo mínimo-, producto en parte de ese mismo mundo, resulta finalmente apuntalado por una máquina. El robot -el aparato simbólico aquí imaginarizado- permite que el niño y el padre se reencuentren al hacer las veces de médium (mimético) de la falta del padre, de su deseo (de pelear). Algo de la cobardía moral del padre, por haber retrocedido en su deseo (de pelea y de paternidad), es reparado a partir de ese robot en desuso rescatado de la basura por la sola per-sistencia del niño, a pesar del mismo padre y su continuo gesto abandónico ("tratas todo como basura, lo que no te sirve lo dejas"). Y ese gesto restituye al padre, a su vez, del lugar de desecho humano en que se encontraba, asumiéndolo, le da esa continuidad necesaria para volver a entrenar y, por supuesto, ganar con el "robot del pueblo": Atom (incluso, a pesar de la resolución de los árbitros y el poder de las corporaciones). Lo más interesante es que la función del padre sea suplida por algo mínimo, casi insignificante, la mímesis del robot. El robot sólo repite los movimientos del niño (que lo hace bailar) y del padre (que lo hace pelear), no agrega nada nuevo; pero justamente hace notar que lo mismo debe ser sostenido, hay que darle continuidad, y es allí donde se produce la diferencia. Como si el aparato simbólico sólo necesitara, para ser sostenido, un gesto mínimo pero continuado que permite su reduplicación: el robot no se cansa, aguanta, pero requiere inevitablemente del humano -del deseo humano- para alcanzar algún tipo de eficacia más allá del automatismo de repetición. Tanto es así que hasta el robot todopoderoso, Zeus, el gran destructor sostenido por toda la tecnología y el poder económico de una corporación, tampoco es ya manejado por su genio creador, quien parece haberse desentendido del asunto y delegado dicha responsabilidad en un equipo de operadores; claro, cuando intenta hacerse cargo, en el último momento en que está siendo destruido por Atom, ya es demasiado tarde. (queda insinuado también el otro modelo del padre: el de la chica rica que le banca su inversión en Zeus, sin que ella arriesgue ni ponga nada original de su parte, ni creación, ni pelea).

No hay comentarios:

Publicar un comentario