sábado, 14 de abril de 2012

Hacer (en) común

¿Qué necesidad hay de confundir el amor con la política, o con cualquier otra actividad? ¿Qué nece(si)dad incluso de que la política se reduzca a luchas fálico-narcisistas, o metafóricamente, claro está, a matar y morir? ¿Qué necesidad hay de mezclar todo, de hacerlo todo Uno, de llevar las cosas para el lado seguro (peace and love)? ¿Por qué siempre pensamos la lucha en términos de matar o morir, de destruir al otro? Los luchadores de verdad, que los hay de las más diversas disciplinas, saben que esto no es necesariamente así, que la lucha puede ser algo mucho más parecido a una danza que a una carnicería, aunque, claro, también hay golpes y hasta knock-outs. Pero para llegar a ese nivel de danza -y digo 'danza' para tirar una imagen que todos cacen- hace falta mucho entrenamiento y mucha pasión por lo que se hace: horas y horas de transpirar en un ring o en un tatami; horas y horas de discusiones en asambleas y organización mutua; horas y horas de escrituras y lecturas. Nada se gana confundiendo los tantos, queriendo hacer de todo lo mismo; pero tampoco nada se gana con la indiferencia o la ignorancia respecto de los otros, por eso hay que estar atentos a lo que hacen quienes así se juegan, en tanto de allí (de)viene la potencia (en) común y no de algún precepto universal estilo: ámense los unos a los otros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario