lunes, 19 de octubre de 2009

Creer: que van a morir

"Hacen bien en creer que van a morir [...] si no lo creyeran así [...] ¿podrían soportar la vida que llevan?". Eso les dice Lacan a quienes lo fueron a escuchar en Lovaina (http://www.youtube.com/watch?v=xG2ledvd42M).

Ahora bien, uno podría preguntarse ¿hace bien Lacan al decir así? ¿Qué se juega en semejante decir? ¿Se trata acaso de una conminación, un susto, una simple constatación de finitud? Uno podría pensar, por la fuerza que le imprime al enunciado, que Lacan está diciendo todo allí, que no hay resto; y sin embargo la verdad, como él no se cansa de repetir, es no-Toda. Pues entonces, ¿qué parte de la verdad se sustrae bajo la fuerza de esta afirmación?

Hago mi lectura: temáticamente hablando, se trata de lo que escapa al "domino de la fe" y a esa certeza colectiva que Lacan denuncia (¿interpreta?) abruptamente -fiel a su estilo-. Sólo se hace soportable esta historia, este mundo, en la medida exacta en que se tiene la certeza inconmovible que todo tiene un final. Lamentablemente ese final se desplaza, no se pone en acto.

En fin, nuestra política (de avestruz) lo sepamos o no está atravesada de fe y religión, de sentido final y finitud, de mediocre espera y sopor-tancia del estado actual de cosas, bajo condición exclusiva de la muerte. Así reproducimos y sostenemos nuestro infinitamente complejo "mundo de mierda".

Por eso un tipo que piensa, como Badiou, se esfuerza en hacer oír a oidos mal predispuestos para eso "que (no) sólo hay cuerpos y lenguajes" (premisa del materialismo democrático reinante) que varían infinitamente en el juego espurio de su finitud constitutiva "sino que hay verdades" (axioma de la dialéctica materialista) eternas e infinitas, aquí y ahora mismo, atravesando los mundos constituidos, y que podemos ponernos bajo condición de ellas (esto sería pensar-arte, pensar-política, pensar-amor, etc.).

Romper con nuestra teología moderna de la finitud, y la precariedad existencial que ésta conlleva, es toda una empresa contra corriente ¿no? Tan afirmados estamos en nuestras certezas apocalípticas de última hora que nos permiten continuar soportando todo esto, aun siendo tan cínicos, que ¿qué lugar habría para partir el mundo y la historia y todo en dos, en mil, en infinitas partes? Seguimos preguntando, seguimos escribiendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario