Si dijera "me contradigo todo el tiempo" quizás ustedes pensarían que pienso hay uno solo, "tiempo" digo. Pero no. No lo pienso en absoluto, más bien hay múltiples tiempos ergo: dichos de un modo u otros (de varios modos), por aquí y por allá. A veces los tiempos convergen y anudan, a veces divergen y confabulan.
Hay un matemático y psicoanalista llamado Vappereau que retoma algo dicho por Freud para darle una vuelta más: la cuestión de la negación como índice de verdad del deseo-sujeto. Lo cual me va a servir en parte para sostener lo que digo.
Freud nos contaba sobre un analizante que, al relatar su sueño en torno a una mujer, se adelantaba a la interpretación que suponía le haría Freud de la siguiente manera: "yo sé que usted va a decir que es mi madre, pero no es mi madre". El esquema más simple de razonamiento psicoanalítico sería "Bueno, si el tipo lo niega a nivel consciente es porque lo admite (implica) inconscientemente".
Sin embargo Vappereau efectúa una torsión interesante del esquemita. En realidad, dice, si el sujeto expresa su deseo inconsciente en la frase antedicha no es que lo podría hacer explícita (es mi madre) en lugar de implícitamente (digo que no porque es), sino que se sirve de la suposición anticipada del Otro (Freud) a fin de evitar la contradicción. No es tan simple como "hacer consciente lo inconsciente". Pues en verdad (la verdad del deseo), por decirlo de alguna forma, se trata de su madre (el deseo pasa por ahí) pero no es su madre (el deseo no es del objeto-madre sino de su "deseo"). Como esto es contradictorio, el sujeto necesita decir que es el Otro, o sea Freud, el que va a suponer y sostener simultáneamente una parte de la frase escandida que articula su deseo. Pero en definitiva ni es ni no es "eso" (o "eso" es y no es), sólo pasa por ahí en su constitución.
Lo increíble es que más allá de estas estrategias discursivas para evitar la contradicción (tan exigente es el proceso secundario que ni nos damos cuenta), se puedan escribir otras formulaciones apelando, por ejemplo, a una modificación de la lógica clásica tal como hace Vappereau (y antes Lacan con Aristóteles).
Como mi deseo no pasa por la lógica clásica, quizás les cuente luego hacia dónde deriva la cosa: mi caso (apenas una inversión de letras). Mis puntos de fuga se escriben suponiendo "ustedes" tan inverosímiles... que si existieran en verdad sabrían soportar las frases escandidas que llaman contradicciones y a veces escrituras. (Luego me encontré con Barthes: "¿quién sería capaz de soportar la contradicción sin verguenza?")
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