Hay que poder golpear, machucar, cortar tanto como acariciar, besar, abrazar; acontecimientos corporales dispares, con todas sus modulaciones gramaticales concomitantes.
Hay que estar dispuesto a matar para que perdonarle la vida a alguien tenga algún valor.
Hay que estar dispuesto sobre todo a soltar a quien se ama para que el continuar juntos, si así se decide, resulte una apuesta impredecible.
Hay que poder dar miedo, risa, pena.
Hay que atreverse a circular por los extremos insondables del ser, con impasible semblante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario