domingo, 6 de mayo de 2012

Fetichismo ele-mental

"La mente es como un paracaídas, sino se abre no sirve", dice por ahí un grafitti. Y la mente es también como ese hombre que se cae de un edificio y ante cada piso que ve pasar, se repite para tranquilizarse: hasta aquí va todo bien, hasta aquí va todo bien; lo importante no es la caída sino el aterrizaje.

En aquélla ingeniosa frase no sólo se encuentra funcionando el doble sentido de la apertura, en dos circunstancias heterogéneas que parecen no tener nada en común, porque bien podría decirse lo mismo de un paraguas, por ejemplo; el asunto es que hay una conexión más sutil entre ambas situaciones: la mente, al igual que el paracaídas, no sólo requiere abrirse para funcionar como tal, sino que el pensar en el que ella se ejercita resulta sólo de arrojarse al vacío.

En la actualidad las mentes no paran, y para tranquilizarse encima se medican, cuando no con sustancias específicas lo hacen con placebos u otro tipo de objetos de consumo ¿Cuándo se abrirán? ¿cuándo aterrizarán? ¿cuándo soportarán el vacío que las constituye?

Lo que no falta en esta caótica realidad, en cambio, son formas de disfrutar, modos de goce, incluso todo apunta a que no paremos de hacerlo, ¡ni siquiera cuando nos tomamos un descanso! Por eso, pienso, hay que invertir las proposiciones -incluso sobre qué es realidad y qué metáfora- en juegos inútiles, al menos para la lógica del valor y el consumo. Hay que romper con el fetichismo y sus nuevas figuras.

El fetichismo funciona más o menos así: todos sabemos muy bien que tales objetos, que tales actos, que tales personas no valen lo que dicen, pero sospechamos que otros no tan despiertos como nosotros van a caer en la trampa de esa espuria y ridícula -a todas luces- supravaloración; por eso hacemos como si nosotros también valoráramos lo que los otros, hipotéticos engañados, valoran. Así se sostiene la estupidez de los privilegios y las competencias, la reproducción de los círculos, hasta el hartazgo. Así las mentes caen y caen, como los planetas hacia sus focos, sin abrirse jamás, sin apartarse de sus soles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario