martes, 21 de septiembre de 2010

lo escindido

Lo que decía la otra vez, para quien quisiera escuchar en la ocasión, era que en este espacio simbólico escindido, en el que nos hallamos sin saber, no sólo queda la pura dispersión -i.e. de saberes-, también hay topologías interesantísimas -elaboradas con mayor o menor rigor- para recorrer y reinventar. La ruptura con aquél espacio armonioso -siempre supuesto éste, siempre recomenzada aquélla- de divisiones ontológicas regionales y disciplinas claramente diferenciadas, habilita en cambio conexiones imprevistas, cortocircuitos entre lo singular y lo universal, pliegues, torsiones, sujetos. Cualquier intervención singular, en tanto cualquiera verdaderamente, puede devenir así, en su proceso inmanente de sustracción, política y afectar al conjunto genérico que llamamos humanidad. De lo singular, al borde del vacío, al infinito y su proliferación incesante en lo genérico universal, lo cual(se)quiera, hay sólo un paso, en torsión de sí. Que se escriba aquí o allá, en un acto sin garantías de nada, es lo que da que pensar, a su vez.

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