domingo, 5 de septiembre de 2010

Diferencia

Tengo un amigo que se suele ofuscar bastante ante la ramplona oposición ochentosa: "totalitarismo o democracia". Hace bien. Sin embargo, si yo entrara en ese juego elegiría sin dudas el término democracia, aunque no aceptaría que ésta fuese definida exclusivamente por oposición al otro, en el cierre significativo. El problema no es sólo que todo significante sea una entidad puramente diferencial, como lo quería Sauserre, sino que inmediatamente -en el juego metapolítico- se quiere colmar esa pura diferencia con determinadas cualificaciones que fijan la ratio entre un término y otro. Así, se hispostasian e imaginarizan atributos; y, para mí, la democracia es esencialmente invención. No mero vacío, más bien desplazamiento de vacío, habilitación de nuevas marcas significantes. Pienso que la verdadera historicidad es asumida ipso facto en la invención, y no sólo en la disputa por los significados literales de los términos.

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