viernes, 20 de noviembre de 2009

Sobre la amistad

"Es esencial, en todo caso, que la comunidad humana sea definida aquí, con respecto a la animal, a través de un convivir (syzên adquiere aquí un significado técnico) que no está definido por la participación en una sustancia común, sino por un compartir puramente existencial y, por así decir, sin objeto: la amistad como con-sentimiento del puro hecho de ser." (La amistad, Giorgio Agamben)

Dejar ser al ser, diría Heiddeger; eso sería "consentir" sin el trazo de unión, pero si introducimos esa breve escansión/separación es, además, "sentir con" el otro el puro acontecimiento -forzaría aquí- de ser. Más acá o allá de cualquier utilidad o placer, se trata de la amistad virtuosa en el punto mismo de cesación de toda determinación expectante del otro, de toda predicación o atributo: sea-cual-sea (quodlibet), sea en su singularidad; se es, así, con el otro.

Así lo dice Agamben en su Comunidad que viene (prestar especial atención al deseo): "El ser que viene es el ser cualsea. En la enumeración escolástica de los trascendentales (quodlibet ens est unum, verum, bonum seu perfectum, cualquiera ente es uno, verdadero, bueno o perfecto), el término que condiciona el significado de todos los demás, a pesar de quedar él mismo impensado en cada caso, es el adjetivo quodlibet. La traducción habitual en el sentido de «no importa cuál, indiferentemente» es desde luego correcta, pero formalmente dice justo lo contrario del latín: quodlibet ens no es «el ser, no importa cuál», sino «el ser tal que, sea cual sea, importa»; este término contiene ya desde siempre un reenvío a la voluntad (libet): el ser cualse-quiera está en relación original con el deseo."

No hay comentarios:

Publicar un comentario