martes, 10 de noviembre de 2009
Corte
Se suele oponer continuidad vs discontinuidad, corte vs sutura, lo mismo vs lo otro, falta vs exceso, historia vs estructura, etc. Hace falta entender que son necesarias ambas operaciones, en simultaneidad, ambos tópicos para hacer pasar algo de lo real (que no sólo es "lo imposible de escribir" sino "lo posible que resta escribirse"). Corte y discontinuidad con lo imaginario de las significaciones estañadas, con las referencias familiares habituales, y, al mismo tiempo, sutura o continuidad con lo simbólico como pura falta que nos permita hacer pasar lo real ("en dos puntos" decía Lacan en alusión al nudo borromeo). Lo no realizado, lo suprimido, eso que señala lo mismo en lo real, es lo en verdad heredado, no lo que se cree o imagina (más bien lo que se crea o simboliza). O mejor: lo que se anuda. Hay que empezar a nombrar. El tiempo mesiánico de Benjamin, lo unheimlich de Freud, lo real de Lacan no indican sino eso mismo -en lo real, si cabe decir-. Lo no realizado que insiste y retorna nos marca una continuidad temporal informulada que resta -eternamente- escribir; no es el respeto por las tradiciones y sus rituales (de pasaje, de iniciación) ni tampoco el retorno al clasisismo (nostalgia y erudición) lo que deberiamos intentar continuar ante nuestro actual malestar moderno, es más bien su destitución definitiva: el corte que nos habilite la conexión a otra cosa, el pase y ya.
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