Cristina en su discurso impecable de ayer -cuyo mayor mérito, para mi al menos, se debió más a su decir veraz que a su retórica- habló de "certezas"; hay que prestar mucha atención al carácter fundacional que expresan esas palabras, pues implican un cambio de paradigma efectuado sobre actos políticos concretos (que los números apenas indican). Cuando se efectúa un cambio paradigmático de tal índole -que también se expresa en la multiplicidad de planos discursivos que atravesaron su decir- hay ciertas posiciones y pro-posiciones que se descalifican solas (no hace falta contestarles) pues pierden sentido. Pienso en los clarinetistas y en los comentadores insoportables de los diarios, por ejemplo. Se nota que algo ha ido aprehendiendo nuestra presidenta, entre duelos y elaboraciones varias, y nos lo está enseñando ejemplarmente (también a la oposición). Me da una inmensa alegría vivir en un tiempo que creía imposible (aunque sea muy difícil estar a la altura de las circunstancias).
Aclaración filosófica-ontológica: la disolución de los "marcadores de certeza", a este nivel, no impide que en la cotidiana contingencia en la que se inscriben nuestros actos vayamos produciendo marcas simbólico-materiales efectivas (al andar se hace camino); es más, lo segundo sólo es posible si se ha asumido verdaderamente lo primero.
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