lunes, 21 de marzo de 2011

Detenerse en el nodo

Detenerse un tiempo en el nodo, en el no-dominio de lo nuevo, nodo nimio, trivial, evanescente. Suspenderse ahí, ser-ahí un ratito, una ratio, un mínimo vital inmóvil. Jugar con la letra.
Se pasa por alto, habitualmente, el no-saber porque angustia (¿por qué, ah?), se sabe demasiado.
Pero, insisto, detenerse un poco allí, sobre el borde ¿Se puede llamar goce a eso? Sí. No lo calificaré.
Lo tri-vial se pasa por alto, digo, se desestima por inconsistente y sin embargo...tres vías circunscriben un impasse, y ¡caramba! no es poca cosa.
Cuando se deja de saber, por un instante nimio, trivial, hay que empezar por contar: uno, dos, tres ¡ya está! algo se detuvo, cesó, luego pasó.
Luego retomar, significar, variar, infinitamente, pero ese instante no tiene precio ¡es invaluable!
Detenerse en el no-dominio-nimio-trivial, eso era todo (desde una parte ¡ah, este tiempo!).

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