jueves, 11 de marzo de 2010

Frag

Lo fragmentario no es parte de ningún todo que hubiérase roto, por ejemplo, en algún tiempo mítico (por "dar el ejemplo"); es más bien una pieza suelta que puede combinarse, tejerse con otras o no ¿Por qué hablar de partes entonces? Es que hay palabras y usos y abusos, y uno violenta como puede el lenguaje y las representaciones comunes al dividirse (les devuelve el favor digamos).
Uno parte hacia ninguna parte y (de) allí mismo encuentra su (contra) parte en el asunto (sujeto). No hay más que partes extra partes aquí. Y ya no hay bolsa que contenga ningún contenido ni tampoco división incesante con su eterno resto ¡El ser es un nudo! La convergencia más simple se halla en un cruce, es el medio mismo salido del borde, excediendo los extremos; es el miedo ya no siendo más que una parte, entre otras. Pero, ¿no son acaso las inversiones de letras convenientes para el juego de la bolsa?, ¿no cotizan? ¡Si no valen nada!, menos que nada, más que todo, ¡invalorables son! ¿Son condiciones de posibilidad para mediar el miedo, o al revés? El miedo/medio situado, puesto en su lugar, finalmente abre la lectura de rêves. Así es.

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