domingo, 8 de febrero de 2015

Tres círculos, una vida

Hay tres círculos en esta vida que se anudan e interrumpen entre sí. Es una suerte que así sea porque uno es el círculo del sentido, en el cual puede ser divertido empezar a girar un tiempo y encontrárselo a todas las cosas habidas y por haber, pero llega un punto en que se torna insoportable; por eso se agradece la interrupción oportuna de otro círculo, el del sin-sentido, que hay que saber captar al vuelo porque por definición es elusivo, transversal, gira de maneras imprevistas, y todo se pone muy raro en su registro. Por suerte, hay un momento en que te agarra algo real y te sustrae, te tira para abajo como un remolino de agua y te arroja la insensatez a la cara, puede ser el horror o la muerte, según dicen algunos, pero no se sabe bien. Con suerte, de allí sólo puede volver a re-engancharte el otro círculo, el del sentido; y así todo recomienza. No hay garantías últimas, no hay garantías primeras, sólo suerte en cada giro y nudo apenas.