miércoles, 28 de diciembre de 2011

Sobre conceptos, goces y juguetes

Cita el Negro: "un concepto es exactamente igual a un juguete..." (R.R.)

Javier comenta: Y el pensador, ¿es un niño jugando o un fabricante de juguetes? También puede ser que, en la línea Nietzsche-Deleuze, el pensador-filósofo sea un niño que a todo lo que agarra (un tronco, ina piedra, una materia dada) lo convierte en juguete en el acto del juego mismo y sólo mientras juega.

Por mi parte señalo: Acuérdense que también están esos jugueteros que se las saben todas sobre las marcas, los modelos y los años de fabricación de algunos juguetes, pero que jamás juegan, y peor aún: jamás permitirán que nadie lo haga hasta tanto dicho saber no haya matado el deseo de juego; por supuesto, ya será demasiado tarde.

Darío aclara: Pero acá abundan los juguetes chinos, mas no los conceptos orientales.

Agrego: Por suerte, en el mundo del juego serio, el de la fabricación y uso de conceptos de la más diversa procedencia, jamás se espera la autorización de jugueteros obsesivos o aduanas lucrativas para disponer el juego, su recomienzo incesante.

Darío: También podría estar refiriéndose a juguetes sexuales, por eso de la masturbación intelectual.

Yo: Tiendo a pensar que los juegos y juguetes -sobre todo los conceptuales- son siempre sexuales (es mi per-versión freudiana, digamos). Aunque no siempre sexual significa lo que todos creen; más bien significa múltiples cosas, formas, juegos y juguetes; y parte de esa multiplicidad (llamada también polimorfismo libidinal) es la que permite escindir el circuito onanista de los productores, jugueteros, mercadistas y todo eso que hace la reducción del juego a una transacción comercial.

Matiza el Negro: ‎... están los que para navidad piden juguetes y les regalan ropa.

Darío: ‎"no siempre sexual significa lo que todos creen", así piensa un filósofo de raza, je.

Yo: Es difícil no caer, a veces, en la tontera de los iluminados, por eso creo que la distinción entre el "todos" y los "múltiples" ayuda...

Negro: Me gustó la deriva que fue tomando la frase de Rodulfo (R.R.). Cuando la tiré (como el carretel del nieto de Freud) pensaba en los conceptos como significantes: en la necesidad de dinamizarlos. Por supuesto que hay que tener en cuenta al respecto ese ensayito de Agamben, en Infancia e historia, donde habla de las sociedades donde predomina el rito y las sociedades donde predomina el juego: el peligro de las primeras es un predominio de la sincronía, no hay variación; en las segundas se corre el peligro de una dynamis al estilo mercantilista actual (a ver quien tiene el juguete más nuevo) y por ende una predominancia diacrónica. Entonces se planteaba el tema de ¿cómo y con qué juguetes jugar? (siendo que en el país de lo juguetes todos los significantes son pasibles de ser puestos en juego); hay ahí toda una dimensión estratégica del juego que es interesante pensar... me parecía.

Yo: Así es, el juego serio (de seriación) recomienza cada vez que se encuentra, contingentemente, un elemento que anude el doble bucle entre sincronía (estructura) y diacronía (historia). Pero hay algo más que quiero decir respecto a esto, que excede y se apropia de las formulaciones lacanianas: para mí, el concepto no se identifica al significado (juego semántico) ni al significante (juego diferencial), como tampoco a la cosa real (juego tanático-traumático), es más bien el resultado de una operación de anudamiento solidario entre esos múltiples registros de la experiencia: juego nodal.