lunes, 11 de abril de 2011

sumak kawsay (buen vivir)

Estos principios del movimiento indígena, incorporados a la constitución ecuatoriana, coinciden bastante con lo que intento pensar políticamente en este espacio de escritura.

Dos preguntas extraídas del página 12 de hoy:

–¿Podría definir los puntos centrales de su carácter alternativo?

–En primer lugar, hay que romper las individualidades estratégicas, porque en el capitalismo uno piensa primero en sí mismo, uno dice “primero yo, yo soy ciudadano, yo soy consumidor, yo maximizo mis propios beneficios y utilidades”. La noción de sumak kawsay plantea una solidaridad de los seres humanos consigo mismos, que ha sido rota por el discurso del liberalismo. Pero, a diferencia del discurso del socialismo –que planteaba una relación con una sociedad más grande, y de esta sociedad con el Estado–, en el discurso del sumak kawsay la relación del individuo ya no es con el Estado sino con su sociedad más inmediata, con su comunidad, de donde los seres humanos tienen sus referentes más cercanos. Y esta sociedad a su vez se relaciona con otras sociedades más grandes de tal manera que las estructuras de poder se construyen de abajo hacia arriba y no de arriba hacia abajo. Lo segundo que plantea el sumak kawsay es quitarnos de la cabeza la noción de que más es preferible a menos. Es decir, de que siempre tenemos que producir y tener más según reza el paradigma del desarrollo, del crecimiento, de la acumulación. Y a no ver en los objetos la ontología de los seres humanos.

–Eso supone casi un cambio radical en los modos de vida...

–Por eso lo tercero tiene que ver con la dimensión del tiempo. Nosotros creemos que el tiempo es lineal y, por tanto, creemos en la acumulación. La estructura del tiempo que en este momento pertenece al capital. El sumak kawsay plantea devolverle a la sociedad el tiempo: una noción de temporalidad donde el tiempo pueda ser circular abierto. Un cuarto elemento es conferirle un sentido ético a la convivencia humana. Para el liberalismo puede haber democracia política pero no puede haber democracia económica, por eso la formación de utilidades de las empresas y de los consumidores no tiene absolutamente nada que ver con la ética. El sumak kawsay propone un cambio en ese sentido: ya no puedo enmascarar decisiones sociales en nombre de un consumo individual. Y eso significa que los recursos que han sido producidos por la explotación laboral o la depredación ambiental ya no pueden ser objetos del intercambio social. Hemos ahora logrado cierta legislación, por ejemplo para defendernos de la esclavitud o del trabajo infantil. Pero tenemos que avanzar más allá.

martes, 5 de abril de 2011

Freud-Marx

Ni Freud ni Marx son para mí ídolos de nada; y no creo que haya que perder el tiempo defendiéndolos de los sucesivos ataques que cada tanto se les propinan (i.e. Onfray). Sus obras y conceptos están ahí, sirven o no para quien quiera y pueda hacer uso de ellas y ellos.
Indudablemente fueron dos tipos que marcaron un estilo fuerte de indagación intelectual, que excedía las convenciones académicas de sus respectivas épocas. De allí, quizás, los exacerbados amores y odios que puedan haber despertado entre discípulos y detractores (que son una suerte de discípulos invertidos). Pero que hayan intentado -sugestivamente cabe decir- inscribir sus investigaciones en el prestigioso ámbito de la ciencia naciente no quiere decir que lo que ellos hacían, i.e. en el análisis de las pulsiones o los procesos económico-políticos, pueda ser considerado estrictamente científico -o no-. No obstante, pienso que en su forzamiento de las fronteras disciplinares -y más allá de sus propias ambigüedades al respecto- marcaron al pasar que otro tipo de rigurosidad conceptual era posible. No todo lo que vale la pena pensar debe recibir el calificativo de científico. Ese es el legado que escojo tomar; y nada de idolatrías, nada más: respeto.